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¿Frustrado yo? No, ni que estuviera loco

Frustración y problemas emocionales
Baja tolerancia a la frustración

Autor: Efraín Pérez León 

 ¿Qué es la frustración?

La frustración es un sentimiento que se desarrolla en algunos individuos cuando no pueden satisfacer de inmediato algún deseo específico. Emocionalmente, estas personas suelen reaccionar con expresiones de ira, ansiedad o disforia (emoción desagradable o molesta, como la tristeza, ansiedad, irritabilidad o inquietud).

Puede desencadenar problemas psicológicos y, cuando ésta se vuelve patológica, requiere de apoyo profesional.

¿Qué es la baja tolerancia a la frustración?

La frustración puede afectar a nuestra vida diaria, incluyendo la vida laboral, y variar en intensidad llegando a afectar a la memoria, la atención o la percepción. Predomina la inmediatez y la incapacidad para esperar. Los individuos que presentan esta conducta se caracterizan también por un razonamiento rígido e inflexible, con escasa capacidad de adaptación a los cambios no programados; suelen interpretar de forma distorsionada la realidad y les es intolerable lidiar con emociones desagradables como el enfado o la tristeza, lo que les conduce a crear expectativas irracionales, desmesuradas y exigentes.

 

Algunas características de estas personas:

  • Dificultad para controlar sus emociones.
  • Impulsivas, impacientes y exigentes.
  • Buscan la satisfacción inmediata. La espera o postergación les puede hacer reaccionar de forma explosiva con ataques de ira, retraimiento o tristeza extrema.
  • Pueden desarrollar cuadros de ansiedad o depresión ante conflictos o grandes dificultades.
  • Egocentristas; creen merecer todo aquello que demandan.
  • Les cuesta comprender por qué no se les da todo lo que desean.
  • Escasa flexibilidad y adaptabilidad.
  • Tienden a pensamientos radicales: es blanco o negro, sin puntos intermedios.
  • Se desalientan ante cualquier dificultad.
  • Acuden al chantaje emocional para obtener el objeto de su deseo.

 

¿Qué lo causa?

Algunos de los factores que pueden predisponer y/o precipitar la aparición de un disturbio de baja tolerancia a la frustración:

Temperamento: son condiciones biológicas y genéticas que distinguen a los individuos en sus habilidades innatas que predisponen a la presencia o ausencia de la tolerancia a la frustración.

Condiciones sociales: el medio ambiente social y cultural influyen notablemente en el funcionamiento de la persona.

Dificultades en la expresión emocional: vocabulario restringido, déficits en la capacidad para identificar y reconocer las emociones, y una creencia errónea sobre la idea de que manifestar emociones desagradables es perjudicial y debe evitarse, favorecen a un persistente funcionamiento de baja tolerancia a la frustración.

Figuras parentales con déficit en autocontrol: particularmente, los menores aprenden gran parte de su repertorio conductual observando a personas cercanas como los padres, quienes trasmiten a sus hijos esa misma conducta.

Errónea interpretación de las señales: valorar una situación frustrante como intensamente amenazante y peligrosa, hace más difícil de afrontarlo para un individuo.

 

De la tolerancia a la frustración

La tolerancia a la frustración debe y puede aprenderse, y consolidarse durante la infancia. Los niños aún no poseen la capacidad de esperar o de comprender que no todo puede producirse de forma inmediata y es tarea de los adultos enseñarles a manejarlo y, en caso necesario, acudir con un psicólogo(a).

 

Existen medidas que pueden ayudar a un adecuado manejo de la tolerancia a la frustración, como:

Las técnicas de relajación,

Aprendizaje en la identificación de emociones,

Instrucciones concretas sobre cuándo el menor debe pedir ayuda ante una situación determinada,

Simulación de escenarios potenciales,

Refuerzo positivo ante logros conseguidos por el niño y,

Adquisición de comportamientos alternativos e incompatibles a la reacción de frustración.

 

Reflexiones finales

La sensación de frustración nunca será agradable, pero tampoco es insoportable. Este fenómeno puede ser modificado con el aprendizaje de nuevos repertorios cognitivo-conductuales alternativos.  Estos aprendizajes deben instaurarse, preferentemente, durante el desarrollo infantil, aunque pueden aplicarse también en etapas posteriores.

 

Con información de:

¿Qué es la frustración y cómo afecta a nuestra vida? https://psicologiaymente.net/psicologia/frustracion

La Baja Tolerancia a la Frustración puede llevar a las personas, en su etapa adulta, a pasar por problemas de estrés, ansiedad o depresión al no obtener un empleo, una venta o una relación amorosa. Por ello, la importancia de corregir este defecto cognitivo-conductual en sus primeros años. Sin embargo, es modificable aún en adultos.

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